El estatut a precario



Nuevamente el Tribunal Constitucional (TC) da la de arena. Continuamos con la espada de Damocles sobre una ley orgánica de vital trascendencia para el devenir de nuestra sociedad.
Una sentencia que debería haberse dictado en el termino de seis meses, lleva ya cuatro años dando quebraderos de cabeza a pesar de haber sido aprobada y ratificada por las instituciones correspondientes y refrendada por los ciudadanos de Cataluña.

No hay que ser un experto para darse cuenta de que aquí han fallado las instituciones.
La Constitución es la ley suprema en la que deben basarse el resto del ordenamiento jurídico. Cuando un órgano legislativo como el Parlament aprueba una propuesta de ley como es el estatuto y posteriormente ratificada por las Cortes Generales, me pregunto, si no debería haberse pasado primero por el tamiz constitucional como paso previo al refrendo final por los ciudadanos. Un tiempo prudencial obligatorio para el TC y referéndum. Parece lo lógico o normal. Pero no. Solo si hay denuncia expresa de insconstitucionalidad interviene el TC. En unas leyes de calado de fondo como son los estatutos debería ser de oficio, creo y evitariamos este sinsentido.

Esto naturalmente en una situación de normalidad de los poderes públicos que integran el Estado. Pero el TC ha demostrado que no funciona con normalidad. Los problemas en el mismo son lo habitual. Las sustituciones de magistrados no se producen por boicot de los partidos que son quienes tienen que ponerse de acuerdo en quien ocupara los cargos vacantes. ¿independencia de los Tribunales? Por tanto consideremos que en este trámite necesario para la declaración de constitucionalidad del estatuto, las reglas de juego están trucadas y truncadas.
Constato que si es el Parlamento (Cortes Generales) quien aprueba un estatuto como pacto político entre Estado y CC.AA. no entiendo el motivo por el que el constitucional debe intervenir, ya que ese pacto modifica de facto la Constitución (suponiendo que así sea) con el visto bueno del Legislativo.
Por todo ello creo llegado el momento de modificar la Constitución de manera que quede claro quien ostenta la voluntad del pueblo, el legislativo o el Constitucional. Por que tal como esta ahora establecido nos encontramos con situaciones tan absurdas como la del estatuto catalán. Aprobado por el legislativo y refrendado por los ciudadanos, desarrollado estos últimos cuatro años en vigor y que resulta que dentro de ,digamos, una año resulta que habría articulado inconstitucional que quedarían anulado así como la normativa que lo pudiese desarrollar.

La exagerada manipulación política en búsqueda de beneficios propios está ocasionando un deterioro formal y real del estado de derecho y lo que es peor la falta de credibilidad de las instituciones fomentada desde las mismas por su continua lucha partidaria. Hace falta un pacto de Estado donde se apueste por el reforzamiento de la democracia y evitando esperpentos institucionales.
Con el estado de derecho no se puede jugar. Nos la jugamos todos. A pesar de ello existe algún partido político que no hace ascos a ese deterioro y que juega con ello poniendo en riesgo la convivencia de todos los españoles.
Por ello hacer un llamamiento a la pulcritud y respeto institucional es lo suyo.

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