No hay guerra más deseada que la que se gana con el concurso de los rivales.


El PP de Badalona, con Xavier Albiol a la cabeza, se ha abonado al discurso repetitivo de la problemàtica generada por determinados grupos de immigrantes. El pasado fin de semana el PP , junto con la presidenta del partido en Catalunya nos obsequió nuevamente con uno de sus repertorios más manidos distribuyendo en los barrios con conflictos vecinales un folleto claro y explicito donde la delincuencia y la inmigración parece que tienen el mismo componente.

La ciudadania no es estupida, sabe perfectamente que la actuación de estos representantes del pueblo es oportunista, estamos en precampaña. Pero muchos se dejan querer y dejan que sus oídos escuchen los que otros les niegan sistemáticamente en pro de un sancta sanctorum cívico. Saben los ciudadanos que la realidad es la que ellos viven cada día en su barrio, en sus calles y plazas y en sus bloques de pisos. Ellos conocen la realidad de primera mano. Llefia, Artigas, La Salud... son barrios avezados en la convivencia con el otro y muy dificilmente nadie les va a explicar su verdad sobre los cambios, profundos, sufridos en los últimos años. Se han acostumbrado a la diversidad y han asumido la realidad de los hechos y de la globalización de los nuevos tiempos. Han conocido costumbres nueva, hábitos diferentes, vestimentas exóticas y musicalidades diversas de las lenguas. Han aprendido a respetar, a aceptar la diferencia y asumirla como propia de la nueva idiosincrasia del barrio. A veces ha sido difícil. Los nuevos vecinos no conocen nuestras costumbres y normas y en muchos casos ha habido, y los hay, casos de complicada convivencia con algunos que no se han adaptado o pasan directamente de adaptarse al respeto del que te acoge en su sociedad. El esfuerzo no es de uno solo, es bidireccional. Pero se ha de dar el paso de uno a otros para acordar y explicar lo que somos cada uno y hasta donde se puede llegar en los niveles de integración. Todos con las manos abiertas. Esto no sucede siempre y cada vez, parece, se visualiza una mayor retracción de la bienvenida al nuevo. No en vano hemos de tener presente que lo que en otros paises ha sucedido en decadas, en nuestro país, ha devenido como un torbellino, sin darnos tiempo a prepararnos ni adaptarnos a la nueva situación.

Entre los nuevos vecinos existen numerosas diferencias: proceden de diferentes paises, costumbres, hábitos, normas de convivencia. Por ello la adaptación ha sido más complicada y ha requerido un intenso interés de las partes por la conllevancia. Pero, en algunas ocasiones ello no ha sido posible. La idiosincrasia de algunos inmigrantes ha hecho inviable esa convivencia y la paz social se ha roto. Es lo que ha pasado los últimos años en barrios densamente poblados donde ciertos colectivos y muy especialmente el de gitanos rumanos ha ocasionado auténticos problemas de inseguridad y de incivismo nunca visto, con el descaro de la impunidad que en la mayoría de los casos les habilita nuestra garantista legislación vigente. De eso y no de otra cosa es de lo que se vale el Partido Popular, de la impotencia de los vecinos y de la hipocresia que parece debe imperar en las expresiones externas del resto de los partidos al negar a los primeros la comprensión y el apoyo necesarios en su día a día.


De ahí que numerosos vecinos se sientan identificados , si no con el partido, si con sus manifestaciones claras de comprensión y apoyo por muy radicales que a otros puedan parecer. Y sobretodo el diferente discurso de aquellos que tradicionalmente los han considerado su nicho electoral, lease PSC o ICV-EUIA, que han pecado de distanciamiento e insensibilidad paulatina.


Nuevamente Albiol ha ganado una batalla, la mediàtica, con la incomprensible colaboración del resto de partidos que han utilizado los medios con la intención fallida de demonizar al instrumentalizador de la campanya. Los réditos los veremos en mayo del año que viene. Albiol no se cansa de avisar de que va a por la alcaldia y según parece la clase política badalonina infravalora esa posibilidad. Se equivocan, el tiempo juega a su favor.





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